Que la música es uno de los ingredientes del estado de ánimo no es ninguna novedad. No en vano juega un papel tan importante en la creación del suspense y del clima de terror. Sin embargo, algunas melodías van incluso más allá y nos convierten en marionetas a merced de sus notas…
Gloomy Sunday («Domingo sombrío») es una canción escrita en 1933 por los húngaros Rezső Seress y László Jávor. Narra la pérdida de una persona y cómo su amante planea suicidarse para reunirse con ella usando de base una melodía especialmente triste.
Se dice que el tema está maldito, ya que tiene una extraña conexión con el suicidio. De hecho, se le achacan varias muertes voluntarias en Hungría, entre ellas la de Seress, su propio autor, que no se veía capaz de componer otra canción con semejante éxito y decidió poner fin a su vida en 1968.
La tendencia devastadora de la melodía traspasó fronteras y llegó a Estados Unidos, donde un artículo de The New York Times relacionaba varios suicidios e intentos frustrados con la influencia de Gloomy Sunday. No es de extrañar, entonces, que la canción fuera prohibida en tiendas y emisoras como la BBC.
La ciencia relaciona esta conexión con el efecto Werther, que hace referencia al aumento de suicidios al conocer suicidios que se han llevado a cabo en lugares próximos geográficamente, como si de una epidemia contagiosa se tratara. Por ejemplo, durante el mes posterior a la muerte de Marilyn Monroe en 1962 se registró un 12% más de suicidios en Estados Unidos.
Como sucede a menudo, la controversia genera aún más popularidad. La composición ha sido versionada por numerosos artistas a lo largo de los años, entre ellos Billie Holiday, Ray Charles, Sinéad O’Connor o Björk. Es, también, un recurso recurrente en obras cinematográficas como La caja Kovak de Daniel Monzón, La lista de Schindler de Spielberg o la serie 13 Reasons Why.
¿Te atreves a escucharla? ¿Qué canciones te inspiran sentimientos desagradables?
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